EDITORIAL/En el 80º Aniversario del Club Wilman/Eduardo Mérica.
Todos aquellos momentos en la sede social del Club Wilman significaron mucho en mi vida porque marcó el comienzo y la continuidad de unos años inolvidables en mi infancia, a los que no puedo dejar de agradecerle a muchos amigos de boliche de mi padre en la parte más importante del crecimiento personal.
Sería imposible olvidar mis primeros años en el Wilman. Allí pasé las mejores horas, imposibles de olvidar, tratando de jugar al fútbol en equipo.
Pero al llegar a este 2024, al parecer no había tenido suficientes emociones que ahora tengo que enfrentar -en equipo- el resurgimiento de un club que está cumpliendo 80 años.
Si algo define tanto al Wilman es la amistad. Por eso hoy estando lejos del barrio, me siento cerca del corazón de los wilmenses dando la opinión sobre la actuación que tenemos que tomar para que el Wilman viva para la eternidad.
A tal punto que lo que nadie esperaba se dio. Porque uno, más allá de tener su corazón con el Wilman, pretende ver bases sólidas para soñar.
Y puedo advertir, por suerte, que tenemos elementos individuales y colectivos para llegar bien lejos con el Club en lo Deportivo y Social…
Y con el paso de los días cada vez nos sorprendemos más con los logros que vamos teniendo frente a los grandes desafíos del presente. Por eso el momento de empezar a ganar es ahora, en estos meses que se nos vienen encima. El partido, aunque muchos no lo vean, se está jugando. Encontrar nuestra propia identidad ahora, será lo que nos lleve a la victoria de mañana.
Por ahí, si se le pasó inadvertido, hay detalles que marcan momentos, situaciones… Y hay que contarlo, buscando las raíces de la identidad del barrio del club, salimos a la cancha como en los buenos viejos tiempos: caminando, mirando desafiantes el futuro, buscando esa fuerza interior que es parte de la leyenda del querido Wilman. Escuchando todo en círculo, fuertemente abrazados, dándonos manija, como lo hacían los capitanes de Wilman en su momento…
Porque hoy más que nunca -lo estamos experimentando-, los sentimientos nunca se olvidan ni se olvidarán. Gracias a la perenne e indestructible amistad.